Un alto ejecutivo de una empresa de la industria de la informática de los Estados Unidos se hallaba en un viaje de negocios en Tokio. A pesar de su cargo, era un hombre muy humilde y compartía todos sus éxitos con sus empleados. Al finalizar todas sus reuniones, se dirigió a un centro comercial para comprar chocolates y regalos para sus empleados en su país.
Al entrar en el centro comercial, una diminuta dama le regaló una cálida sonrisa y le dio la bienvenida; esto lo tocó mucho y se sintió bien, no pudiendo olvidar la calidez en su sonrisa.
Él se fijaba en ella mientras compraba; ella daba la misma sonrisa a todos los clientes que entraban al centro comercial.
El ejecutivo comenzó a preguntarse si alguna vez se sentiría ella cansada de hacer lo mismo una y otra vez, así que se encaminó hacia ella y le preguntó:
- "Mi querida dama, ¿no está usted cansada de hacer este trabajo y cuánto tiempo ha estado haciéndolo?"
La dama sonrió y dijo: - "No, señor, yo he estado trabajando aquí por los últimos 10 años y me gusta mi trabajo".
El ejecutivo quedó asombrado con la respuesta y peguntó de nuevo: - "¿Cómo es que ha estado haciendo ésto por 10 años y por qué le gusta su trabajo?"
La dama sonrió de nuevo y dijo: - "Señor, es porque así sirvo a mi país".
La respuesta le pareció un tanto divertida al ejecutivo y dijo: - "¿Sirves a tu país sonriendo?"

Sorprendido con su actitud, el ejecutivo le dio las gracias y regresó a su país con el objetivo de realizar todo lo necesario para conseguir replicar esa actitud entre todos sus empleados.

“El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas.” Antoine De Saint Exupery
Excelente articulo, lo tomo prestado para replicarlo...
ResponderEliminarTodo un gusto amigo, la idea es que cuando compartimos ideas todo crece.
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