¿Porqué lloras?



Un hombre llamó a la puerta del amigo para pedirle un favor:

-Necesito que me prestes cuatro mil dinares para pagar 

una deuda que tengo. ¿Podrías hacerlo?

El amigo le pidió a su mujer que reuniese todo lo que tenían, 

pero ni siquiera con esto fue suficiente. Hubo que salir a la 
calle, y pedirles dinero a los vecinos, hasta alcanzar la 
cantidad requerida.

Cuando el hombre se marchó, la mujer se dio cuenta de que
 
su marido estaba llorando.
-¿Por qué estás triste? ¿Porque tienes miedo? 
¿de que ahora que nos hemos endeudado?, 
¿de que no consigamos para pagar lo que debemos?.

No, no es por eso. 
Lloro porque el que nos acaba de visitar es un amigo al que quiero mucho, y a pesar de eso yo no sabía nada de su situación. Sólo me acordé de él cuando se vio obligado a llamar a mi puerta para pedirme 
dinero prestado. 

Paulo Coelho

¿Que te hace pensar este escrito? ¿Cual piensas tu, que es, el mensaje implícito en lo que acabas de leer?

¿Tiene que ver con que a veces nos concentramos solo en nosotros mismos?

¿Tiene que ver con que estamos tan ocupados que no retribuimos el aprecio de la gente que tanto amamos y solo en situaciones extremas nos acordamos de ellas?

Son muchas las reflexiones que nos pueden dar estas simples palabras, y a la vez tan complejas como cerrado tengas el corazón. A mi me deja una lección de saber apreciar lo que tengo al momento que lo tengo, procurar a mi familia, a los amigos, las bendiciones. Por ello quiero dejarte otro pequeño relato que explica perfectamente esto...

Un viejo sabio chino caminaba por un campo de nieve cuando vio a una mujer llorando.

—¿Por qué lloras? —preguntó él.

—Porque me acuerdo del pasado, de mi juventud, de la belleza que veía en el espejo, de los hombres que amé. Dios fue cruel conmigo porque me dio memoria. Él sabía que yo recordaría la primavera de mi vida, y que lloraría.

El sabio contempló el campo de nieve, con la mirada fija en un punto. En un determinado momento, la mujer paró de llorar.

—¿Qué estás mirando?—preguntó.

—Un campo de rosas —dijo el sabio—. Dios fue generoso conmigo porque me dio memoria. Él sabía que, en el invierno, yo siempre podría recordar la primavera y sonreír.

Paulo Coelho.

Soy Rich Dávila Cedeño
Hackea Siente Despierta


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